Así escribí los
“Diarios del Paleolítico”

El catedrático quiteño César Eduardo Carrión ha publicado varios libros y poemas durante su trayectoria. En estos poemas, el autor nos traslada a un viaje de la imaginación sin espacio definido.

“Empecé a escribir algunos poemas de este libro a inicios de 2019.

No sabía bien cuál sería el destino de esas primeras exploraciones. Conforme la situación social, política y económica de mi entorno se complicaba, encontré un foco de atención más concreto para mis intereses.

El punto de inflexión de este proceso creativo ocurrió en el encierro pandémico. Por momentos, parecía que el mundo que conocíamos estaba llegando a su fin.

Fue entonces que inicié un viaje imaginario a través de los parajes de un mundo devastado por algún tipo de apocalipsis.

Y escribí un diario para recomponer los vestigios de una memoria personal y también compartida, cuya trascendencia me parecía cada vez más improbable.

Estábamos perdiendo la esperanza en el futuro colectivo, la comunidad (incluso a nivel familiar) se estaba deshaciendo y la incertidumbre y el despotismo se instalaban como las únicas soluciones a la crisis.

Pero me negué a vivir “un día a la vez”, sin un programa, sin un horizonte.

Estos Diarios del paleolítico son mi respuesta a estos años recientes, gobernados por la violencia y la fragmentación del tejido social.

Mediante esta fabulación poética, quiero pensar que he construido algún tipo de legado, una especie de acto de fe en torno del poder que todavía tiene la poesía, la música o el arte, para convocar a la comunidad primitiva: aquella que carece de banderas, iglesias, partidos, la comunidad previa al contrato social, la nación o el estado.

Quiero pensar que el paleolítico futuro tiene otro nombre: esperanza».

CÉSAR EDUARDO CARRIÓN/AUTOR

En una galera,
Nochevieja
Rema, puja, resopla, inspira. Ponte el corazón en el
lado perfecto del cuerpo,
En el lado izquierdo del sueño. Y ponio a latir hacia
el centre
del pecho
Y ponlo a irrigar nueva sangre y locura, hasta que
sea un tormento
tu nombre.
Dale paso a tu miedo, hasta que se vuelva un caballo
manso
Y trote como una luna torcida y trote como una mula
recién parida
Y trote como una fiera de siete colores. Y rema,
puja, resopla, inspira.
Punte el corazón en el lado correcto del cuerpo, en
el lado derecho del miedo.
En la mitad misma de la quimera, en la mitad
misma de la apatía.
Y pontea remar.
Y puja, resopla, inspira… Ponte el corazón en el
lado perfecto del cuerpo.
Fuente: Notimercio